15 junio 2008

Sábanas limpias


Acabo de tener un sueño.
Ya estoy despierta, escribo despierta. Ya estaba despierta mientras dormía. Era lo mismo.
Tú llegabas. Como muchas veces. Como muchas veces, ese gesto, esa expresión de tu cara, esa mirada que no llega a nadie porque no nos miras. Ese armazón blindado que llevas a cuestas.
O qué sé yo.
Y yo, que he sido lo mismo por ti...

Alguien decía, pero dale un beso, como lo más normal. Yo, inesperadamente, dije, delante de todos dije no le voy a dar un beso hasta que no lo haga él. Sin mucho boato, tranquilamente. Y los demás se molestan, no les parece bien. E insisten cada vez más irritados. Qué falta de respeto...
O yo qué sé.
Y a ti mientras, te parecía una broma. Sacabas un poco de ironía de tu armazón blindado, y reías. No sé si también por dentro. Parecía...
Y mi firmeza, y mi serenidad, se iban difuminando, como si nunca hubieran sido reales.

Y al final, empecé a llorar.
He llorado al final, despierta y dormida, que ha sido lo mismo. Y me he despertado de este lado, en la cama, llorando...Y he sentido no acabó. Está ahí. Aún algo...
Ha estado ahí todo el tiempo.

Buscándote freudianamente. Siendo tú contigo. Queda. Algo queda.

Y sigo llorando, ya más quedamente, mientras me tomo el café.